DIANA
Soy la diosa de los tribunales de ambrosía,
Y de aquí salvadora, la Reina del Orgullo superado
por ninguno cuyos templos blanquean este mundo;
A lo largo del cielo hago rodar mi resplandeciente luna,
Me deshago en el Infierno sobre mi paz de pálida gente,
En la Tierra, yo, protejo a sus criaturas,
guardia de cada loba preñada y del amarillo zorro que se
esconde,
Y de cada cría inexperta de madre con pluma,
Y todo el amor de los verdes lugares solitarios que frecuentan.

sábado, 28 de abril de 2007

DIANA..... Y LA ARADA DE LOS CALUSARI

TOMADO DE: ELIADE, Mircea: Ocultismo, brujería y modas culturales. Marymar, Buenos aires,1977


p. 118:
Sólo en 1634 (después de ochocientos cincuenta procesos y denuncias ante la Inquisición de Aquileia y Concordia), encontramos la primera acusación de stregoni por celebrar el Sabát diabólico tradicional. En realidad, los cargos de brujería registrados en el norte de Italia no hablan de una adoración del diablo sino del culto de Diana (20).



Nota 20. Sólo en 1532 algunos de esos seguidores de Diana admitieron, bajo tortura, haber profanado la cruz y los sacramentos (véase los documentos citados por Ginzburg, Ibíd.., pág. 36).


Pp. 122 – 128:
Paralelos rumanos: las strigoi y el “ejército de Diana”

“…las tradiciones folklóricas rumanas. Aquí nos vemos frente a una cultura popular arcaica que se desarrolló bajo un control eclesiástico menos rígido que el predominante en el centro y el este de Europa. Además, al igual que todas las iglesias griegas ortodoxas orientales, la iglesia rumana no tenía una institución análoga a la Inquisición; en consecuencia, aunque no se desconocían las herejías, no hubo ninguna persecución sistemática masiva de brujas. Más importante aún es que el rumano es una lengua romance que durante la Edad Media no sufrió la influencia del latín eclesiástico y escolástico. Lo que significa que el rumano procede directamente del latín vulgar que se hablaba en la provincia de Dacia en los siglos primeros de la era cristiana. Este arcaísmo lingüístico es de gran ayuda para comprender la brujería europea.

Limitaré mi análisis a dos términos de importancia decisiva para nuestro tema: striga, la palabra latina para “bruja”, y “Diana”, la diosa romana que en europa occidental se convirtió en la jefa de las brujas. En rumano el vocablo striga se convirtió en strigoi, que significa bruja, se trate de una bruja viva o muerta (en este último caso, un vampiro). Las brujas nacen con la membrana amniótica; al llegar a la madurez se la ponen cuando quieren volverse invisibles. Se dice que poseen poderes sobrenaturales; por ejemplo, que pueden entrar en casas que tienen las puertas cerradas o jugar con lobos y osos sin sufrir el menor daño. Realizan las maldades características de la brujería: provocan epidemias que afectan a los hombres y al ganado, tullen o desfiguran a los seres humanos, causan sequías “atando” la lluvia, le roban la leche a las vacas y, en especial, castigan con hechizos malignos. Las strigoi pueden transformarse en perros, gatos, lobos, caballos, cerdos y otros animales. Se supone que salen en noches determinadas, especialmente en las de San Jorge y San Andrés; cuando regresan a sus casas dan tres saltos mortales por el aire y recobran su forma humana. Sus almas abandonan sus cuerpos y montan a caballo sobre escobas y barriles. Las strigoi se reúnen fuera de los poblados en algún lugar particular o “en el fin del mundo, donde no crece la hierba”. Una vez que están allí, toman forma humana y “comienzan a combatir entre ellas”, usando garrotes, hachas, guadañas y otros instrumentos. Combaten toda la noche, pero al fin lloran y se reconcilian las unas con las otras. Vuelven a sus casas exhaustas, pálidas, sin saber qué les ocurrió, y caen en un sueño profundo. (33) Infortunadamente no se sabe nada sobre el significado o el objeto de esas batallas nocturnas. Uno no puede dejar de recordar a los benandanti y al Wilde Heer, la tropa de los muertos tan común en el centro y el oeste de Europa. Pero los benandanti luchaban precisamente contra los striga, mientras que las strigoi rumanas luchan entre sí y sus combates terminan siempre con llantos y una reconciliación general. En cuanto a la analogía con el Wilde Heer, carece del rasgo más característico: el ruido espantoso que aterrorizaal poblado. Sea como fuere, la brujería rumana demuestra la autenticidad de un escenario precristiano basado en viajes oníricos y en un combate ritual extático, un patrón del que encontramos testimonios en muchas otras regiones europeas.

Pasemos ahora a la otra palabra latina que desempeña un papel importante en las creencias populares rumanas: “Diana”. La historia de esta diosa en la antigua provincia de Dacia (regiones cárpato-danubianas habitadas hoy por rumanos) puede arrojar una luz inesperada sobre el desarrollo de la brujería europea en general. En realidad, entre los pueblos occidentales que hablan lenguas romances -italiano, francés, español, portugués- podría sospecharse que las referencias medievales a creencias y rituales relacionados con Diana reflejan la opinión de monjes eruditos familiarizados con las fuentes escritas latinas. Tal sospecha no es posible con respecto a la historia de Diana entre los rumanos. El nombre mismo de la diosa en rumano se convirtió en zîna .

***Gracias a Luis Abbadie por proporcionarme esta información.

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